Seguimos en Nueva York y hemos visitado el MoMA. En este museo hemos descubierto una cosa que nos ha sorprendido muchísimo, así que hacemos algo parecido: esculturas que se mueven, como las de Alexander Calder. Qué movimiento cuando soplamos, y ¡qué sombras tan bonitas producen! Alambre, trozos de madera, unos cartones recortados con formas sencillas y témperas de colores primarios nos bastarán para crear magia en movimiento.